10 de septiembre de 2025
El Gobierno se cierra, radicaliza el discurso y ahora intenta desnacionalizar el impacto de la derrota bonaerense
La autocrítica anunciada por Milei no asoma en pasos concretos. Y es reforzada la idea de una confrontación que incluye a políticos, medios y empresarios como enemigos. No parece claro el llamado a gobernadores. Y se busca mediatizar el alcance del resultado electoral
Ese es el cortinado de fondo para la medida que debe tomar el Presidente entre este miércoles y el viernes. Son tres las leyes que están a tiro de veto. El tema más sensible está centrado en la situación del Garrahan, que al igual que discapacidad, anotó votaciones de alto impacto en las dos cámaras del Congreso. También está en la lista el financiamiento universitario. Y para completar, un punto de menor repercusión, pero especialmente significativo en este contexto: el sistema de distribución de Aportes del Tesoro Nacional. El reclamo sobre los ATN también contó con un respaldo sin antecedentes cercanos: fue motorizado por los veintitrés gobernadores y el jefe de gobierno porteño.
Los gobernadores expusieron diferentes señales frente a la derrota electoral violeta en la elección bonaerense. Pero más allá de esas reacciones, asoman recelos y hasta rechazo, incluso entre los más dispuestos a conversar, por la falta de señales concretas sobre la convocatoria oficial a una “mesa de diálogo federal”, tarea nada nueva y que otra vez estaría a cargo de Guillermo Francos. No hay margen para la foto sin mínimos compromisos previos.
La media docena de gobernadores que se agrupan en Provincias Unidas compartió un mensaje apuntado a destacar el resultado bonaerense como parte de una sucesión de elecciones provinciales que, en su mayoría, expusieron un “llamado de atención” a Olivos. En las horas siguientes, algunos endurecieron su posición. Y todos, se encontrarán el viernes, en Río Cuarto. En principio, estarán los integrantes de este grupo: el santafesino Maximiliano Pullaro, el cordobés Martín Llaryora, el chubutense Ignacio Torres, el santacruceño Claudio Vidal, el jujeño Carlos Sadir y el correntino Gustavo Valdés.
Los mensajes de malestar, ya desde hace semanas, eran compartidos por otros jefes provinciales que habían tenido una relación de buen trato con el Gobierno, primero deteriorada por cuestiones de fondos y obras paralizada, y después en muchos casos, por una competencia dura de LLA en sus territorios. De diferente modo, eso quedó a la vista en los casos del tucumano Osvaldo Jaldo y el salteño Gustavo Sáenz. El clima se extendió además a distritos en manos de fuerzas provinciales, como Misiones y Río Negro. Nada de lo ocurrido en el Congreso, no sólo con la ley de los ATN, se explica sin este registro.La presentación de una “mesa política nacional” no generó señales importantes para el común de la gente. Apenas, algún dato interno de lectura para el mundillo político y empresarial. La foto difundida mostró al Presidente en la cabecera, acompañado por Karina Milei, Martín Menem, Manuel Adorni, Francos, Patricia Bullrich y Santiago Caputo. El mensaje escrito mostró un cierre de posiciones, que trasciende incluso a los mercados como destinatario, quizás para inaugurar una etapa muy confrontativa camino a octubre. La primera pincelada busca presentarlo como una especie de resistencia frente a los “ataques” de políticos, empresarios y medios que buscan “detener el cambio”.
Más llamativo resultó en ese contexto el gesto presidencial de retuitear un mensaje según el cual “lo del domingo fue una elección local” que no sería “extrapolable a nivel nacional”. No parece un hecho aislado. Algunos voceros informales del oficialismo también aportan en esa dirección, matizando la lectura sobre lo ocurrido en la sucesión de comicios provinciales.Más generalizado fue el dato de la baja participación ciudadana. La magnitud del resultado bonaerense casi borró del análisis posterior la cifra de asistencia, también en declive: arañó el 61 por ciento del padrón. Es decir, perforó largamente el piso del 70 por ciento, registrado en los comicios de menor concurrencia (2003 y 2021). Es una señal negativa, alarmante, para todos y en especial para LLA, al menos por dos razones: no sumó mayoritariamente a la franja de votantes del PRO y perdió atractivo para canalizar malhumor social con “la” política.
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