20 de septiembre de 2025
La historia detrás del “pie de oro” de Maradona: un molde secreto y una puja

La matriz fue tomada del mismísimo Diego cuando vivía en Dubai. Dónde está la pieza
La historia, en realidad, nació en Dubai, donde Diego vivió entre 2011 y 2018, dirigió a dos equipos (Al Wasl y Fujairah FC) y fue embajador deportivo de los Emiratos Árabes. Allí surgió una propuesta: la de tomarle el molde del puño izquierdo y el guante hábil para la posteridad. La acercó una empresa que contaba con los recursos para hacerlo y que tenía experiencia en el ramo: el Diez se enganchó con la idea.
La idea merodeaba las mentes de Matías Morla (apoderado del astro), Stefano Ceci (también cercano y catalizador de negocios en Europa) y el propio fantasista: la venta de un artículo premium para coleccionistas, el pie de Diego o la mano de Dios; incluso, por qué no, bañada en oro. Entonces sólo quedó en una iniciativa, con el grabado ya concretado en caso de activarla.
En el medio, surgió la iniciativa de la estatua en el estadio de Napoli. Y la réplica del pie del ex enlace llegó al reconocimiento metálico en la ciudad que lo hizo deidad.
Vale la pena revisionar quién es Stefano Ceci. Conoció a Diego hace 20 años: la relación comenzó como un vínculo entre ídolo y admirador. Entonces viajó para conocerlo a Cuba, donde el Diez se había afincado en el complejo La Pradera para tratar sus adicciones. Como no lo dejaron entrar, decidió hacer base en la puerta. Allí durmió una, dos, tres noches, cual indigente, observando los movimientos del entorno de Maradona, pero sin suerte.Hasta que Guillermo Coppola, entonces representante del ex capitán de la selección argentina, se apiadó de Stefano e intercedió para el encuentro. Desde ese instante no se le despegó más. Así, el Tano se fue ganando la confianza del ex futbolista, avanzando casilleros, al punto que en 2015 firmó el libro “Maradona, el sueño de un niño” (o “il sogno di un Bambino”, en italiano) en el que narra sus experiencias junto a la leyenda.Hasta aprendió a manejarse con soltura con el español, aunque en las charlas con Pelusa eran normales algunos baches en el idioma. Allí surgía el humor de Maradona para aguijonearlo. “¿Sos boludo, Tano?”, bromeaba cuando no entendía alguna chicana. “Dieco, Dieco (sic)”, le respondía Ceci en esas ocasiones.
Mientras, el pie izquierdo de Maradona, una copia perfecta, completa la estatua que lo honra en uno de los escenarios en los que cambió el paradigma del fútbol. Ya no esquiva ingleses que se derrumban ante su habilidad o le susurra la dirección exacta a la pelota. Pero custodia la magia para la eternidad.
COMPARTIR:
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!