1 de junio de 2023
Un sueño se terminó, el futuro quedó intacto
Con la derrota de este miércoles se esfumó la esperanza de ver una vuelta olímpica de los futbolistas criollos menores de 20 años y registrar la incipiente dimensión de quienes van camino a convertirse en cracks.
Por desdichado que haya sido el desenlace del Mundial Sub-20 para Argentina, no sería desdeñable, no estaría de más, tomar la debida distancia y valorar la notable siembra que hay en curso rumbo a junio de 2026.
Vale decir: rumbo a la Copa Mundial de mayores organizada por Canadá, Estados Unidos y México, donde el representativo argentino será el campeón vigente coronado en Qatar.
Y, hasta donde sabemos, sin Lionel Messi, cuyo descomunal talento, aún en el mejor de los casos se toparía con las metálicas razones de los almanaques: por aquellos días y en plena Copa del Mundo habría llegado a los 39 años de edad.
Nada de caprichosa tiene la analogía entre el Mundial Sub-20 en curso y el Mundial de mayores a tres años vista.
El sueño esfumado el miércoles en el Estadio San Juan del Bicentenario gozaba de un valor sustantivo y de un valor añadido que lo excedía: imaginar una nueva vuelta olímpica en el rango de los futbolistas criollos menores de 20 años y al tiempo registrar la incipiente y efervescente dimensión de un puñado de ellos que va camino de aprobar el examen de ingreso en los jardines de los cracks.
En primera fila, los que ya integran las filas de clubes europeos. En el orden que se prefiera:
Luka Romero (2004, de Lazio y con debut incluido en la red de la Serie A de Italia); Matías Soulé (2003, de Juventus, que según el diario italiano Tuttosport en 2020 ya era uno de los 100 mejores futbolistas del mundo menor de 21 años); Valentín Carboni (2005, Internazionale de Milán); Máximo Perrone (2003, del Manchester City y una mirada aprobatoria de Pep Guardiola); Matías Tanlongo (2003, Sporting de Lisboa), más el lateral Román Vega (2004, Barcelona Atlético) y las dos gemas que se habían quedado en Europa.
Una: Nicolás Paz (hijo de Pablo Paz, integrante del plantel que afrontó el Mundial de Francia 98), medio centro del Real Madrid Castilla y ya ungido por la bendición del mismísimo Toni Kroos: "Este chico es buenísimo. Debería entrenarse con nosotros todos los días".
Dos: Alejandro Garnacho, el madrileño hijo de madre argentina que a sus 18 años ya atesora 35 partidos y cinco goles con la camiseta del Manchester United.
(Hablamos de un delantero atrevido y diagonalero, creativo y valiente, que no estuvo tan lejos de ser convocado a Qatar, pero que sí ya consta en la nómina dispuesta por Lionel Scaloni para cumplir con los amistosos del jueves 15 próximo ante Australia en Beijing, y el lunes 19 frente a Indonesia en Yakarta).
Así y todo sería un imperdonable pecado de omisión declinar referencias a otros juveniles prometedores que, con el natural condicionante del punto de cocción por alcanzar, parecen estar llamados a nutrir el recambio de los campeones del mundo.
¿Quién se animará a mirar con desdén las espléndidas condiciones del arquero Federico Gomes Gerth, del lateral Valentín Barco, del medio campista defensivo Ignacio Miramón, de Federico Redondo, de Brian Aguirre, de Alejo Véliz, entre varios?
Ahí mismo, en la enumeración de portadores de destrezas en vías de potenciarse, en la convergencia de estos pichones de jugadorazos, es donde debe de ponerse la lupa, sin que ello cancele admitir que el equipo orientado por Javier Mascherano nos había esperanzado, que había regalado momentos de muy buen fútbol y, por qué no, que la derrota frente a los nigerianos promovió extrañeza.
(Nota al margen: los futbolistas nigerianos son fuertes por antonomasia, pero una vez más sobrevoló la sospecha de que algunos ya superaron con holgura la frontera de los 20 años. En ese sentido, los precedentes interpelan a los directivos de la federación del país africano de marras).
A dar vuelta la página. Así en la vida como en el fútbol, los planetas se alinean o son hostiles.
Hay caídas que solo dejan anécdotas y escombros y hay caídas, como el de los chicos del Sub-20 de Argentina con la cesta de frutas prontas a madurar.
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