20 de diciembre de 2025
Kheyvis y Cromañón, dos tragedias en las que la historia se repitió: falta de control, el dolor de vidas jóvenes perdidas e impunidad

Las coincidencias de irregularidades y la falta de control municipal atraviesan dos de las mayores tragedias en boliches de la Argentina: el incendio de Kheyvis, ocurrido en 1993 en Olivos y con un saldo de 17 muertos, y el de República Cromañón, en 2004, en Balvanera, donde murieron 194 personas. En ambos casos, los intendentes responsables de las inspecciones y las medidas de seguridad no recibieron sanción jurídica alguna
Por ese entonces, en Vicente López el intendente era el radical Enrique “Japonés” García, quien gobernó entre 1987 y 2011. En la ciudad de Buenos Aires al frente de la jefatura de gobierno aquel 30 de diciembre de 2004 estaba Aníbal Ibarra. Ambos sobrellevaron sus respectivas catástrofes sin ningún tipo de consecuencias ni sanciones jurídicas.
El dictamen extraído del propio expediente judicial, luego de años de lucha y apelaciones por parte de los familiares de las víctimas de Kheyvis en la justicia, con una investigación cuya causa penal terminó prescribiendo en 2006, resulta tan espeluznante como coincidente con las irregularidades que presentó el boliche Cromañón:- En comparación, lo de Cromañón, aparece como una historia repetida:
- En la causa Kheyvis el juicio civil recién tuvo lugar en 2011. Osvaldo de Jesús, uno de los dos dueños de la disco –otro era Jorge Fajardo, pero murió rescatando víctimas- recibió condena de prisión en suspenso, como así también la responsable de aprobar en la municipalidad de Vicente López el expediente de habilitación del boliche, Ofelia Molina, y la arquitecta Sandra Ponce de León, responsable de la construcción del local.La Municipalidad de Vicente López debió pagar las indemnizaciones correspondientes a los familiares de las víctimas que fueron bastante menores a lo imaginado y despertaron sospechas además porque se permitió que se abonaran en cómodas cuotas. Todo de acuerdo con “el daño moral y psicológico que sufrieron”.
Eran las 2.50 de la madrugada del 20 de diciembre de 1993, una noche en la que se realizaba la fiesta de graduación de alumnas y alumnos del Colegio La Salle de Florida en la disco Kheyvis de Olivos cuando comenzó todo. En la causa aparece un testimonio determinante de un joven de apellido Acevedo, amigo de un alumno de la escuela, que se encontraba allí la noche de la tragedia. Él fue quien ayudó para que en la comisaría de Roque Saénz Peña y Maipú se hiciera el identikit de los que a su juicio iniciaron el fuego. Y sostuvo ante los uniformados que “cuando entró a los reservados observó a dos personas, una de las cuales prendió algo que no pudo precisar si se trataba de un cigarrillo, un petardo, o simplemente un encendedor, donde había sillones apilados de goma espuma y después salieron corriendo. De inmediato dio el alerta correspondiente en la barra del boliche, pero al parecer el matafuego no funcionaba o no estaba cargado, y el empleado no pudo hacer demasiado”. Quince minutos más tarde todo ardía en medio de un caos generalizado.
Entre avalanchas y gritos de desesperación cientos de jóvenes salieron de ese infierno ubicado en avenida Libertador 1965 como pudieron. Pero 17 de ellos perdieron la vida de manera injusta: Mariano Bravo, Rolando Broda, Leandro Buganem, Francisco Gaeta, Darío Pablo García, Erica Gori, Hernán Grosso, Cristian Gutiérrez, Pablo Petralli, Juan Mantenga, Sebastián Simonini, Fernando Tablada, Maximiliano Tejedor, Rodolfo Unold, Nicolás Blanc, Nicolás Roberto Bonomi y Jorge Luis Fajardo, éste último, uno de los dueños del lugar. La jueza de menores María Cristina Piva de Argüelles investigó a un adolescente Nicolás Z. como presunto autor material, quien permaneció 45 días detenido, pero más tarde la Cámara –Tribunal superior- le indicó que no había logrado suficientes pruebas como para que siguiera preso y salió en libertad.Dos ex futbolistas reconocidos por sus trayectorias hoy directores técnicos, fueron alumnos del Colegio La Salle, Hernán Crespo y Lucas Pusineri. El primero cursaba el quinto año y no pudo estar presente en el festejo porque debió concentrar esa noche cuando jugaba para River y compartía habitación con “El Burrito” Ariel Ortega.
La mamá de Nicolás Roberto Bonomi, una de las 17 víctimas, sigue recordando a su hijo como cada aniversario, con profunda emoción y dolor a flor de piel: “Nació el 15 de abril de 1976, es decir que el día del incendio de Kheyvis tenía tan solo 17 años. En la desgraciada noche fue a bailar junto con su hermano Ezequiel y su primo hermano Maximiliano Tejedor. Cuando yo los fui a buscar, solo me pude reunir con Ezequiel quien se encontraba desesperado al no haber podido encontrar ni a él ni a Maxi en medio del caos. Estaba muy cerca de la puerta de salida, así que fue uno de los primeros en salir cuando estalló el incendio, pero cuando se dio cuenta de que adentro había todavía amigos suyos que corrían el riesgo de morir quemados, no dudó en volver a entrar, siempre acompañado de su inseparable primo Maximiliano, y así estuvieron entrando y saliendo durante cinco veces, hasta que la sexta vez ya no pudieron salir. Mi hijo puede ser definido con pocas palabras: Alegría de vivir y servicio. Amaba los deportes y la vida. No fumaba, no tomaba y rescató a muchos chicos de la droga. Esta vocación de servicio lo llevó a salvar vidas esa noche. Ese fatídico día quedó atrapado su cuerpo en el fuego pero no su espíritu que libre sigue inspirando buenas obras”.
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