27 de febrero de 2025
El misterio del hombre de Somerton: lo encontraron muerto en la playa con un mensaje críptico y sin identificación

En Australia, la aparición de un cadáver sin nombre ni rastros desencadenó una investigación que desbordó la imaginación de detectives y expertos
Según ABC, de nuevo, pensaron que estaba profundamente dormido, tal vez bajo los efectos del alcohol. “Debe estar muerto al mundo”, dijo el novio entre risas, mientras sus ojos observaban el rostro del desconocido, rodeado por una nube de mosquitos.
Cuando el sol despuntaba el 1 de diciembre, Lyons regresó de su baño matutino en el mar y vio una escena que, al principio, no pudo comprender. El hombre aún yacía en la misma postura, su cabeza apoyada contra la pared de concreto, con los pies cruzados. Pero esta vez, el cuerpo estaba frío.Sin signos visibles de violencia y con una colilla de cigarro parcialmente consumida cerca de su cuello, todo parecía tranquilo, pero el hombre estaba muerto.Según ABC News, cuando las autoridades llegaron, rápidamente se dieron cuenta de que se enfrentaban a un misterio. El cadáver no tenía ningún tipo de identificación ni billetera, ni documentos. Ni siquiera etiquetas en su ropa. Todo estaba limpio, ordenado.Las observaciones más extrañas se referían a sus órganos, particularmente su hígado, que mostraba una congestión anómala. Y lo más desconcertante: en el estómago se encontraron restos de comida, pero no había trazas de veneno. A pesar de los esfuerzos por identificar alguna toxina, todos los tests resultaron negativos.
Pero no solo el cuerpo revelaba pistas extrañas. El hombre, que parecía ser un ser de otro mundo, no solo estaba inmerso en el misterio de su muerte. En su bolsillo, los investigadores encontraron una pequeña pieza de papel enrollada que contenía dos palabras: “Tamam Shud”. La frase, en persa, se traducía como “terminado”, y era la última línea del famoso Rubaiyat de Omar Khayyam, un libro de poesía medieval que se había vuelto popular en Australia durante la Segunda Guerra Mundial.Los investigadores, empeñados en desentrañar este enigma, pronto descubrieron que el trozo de papel había sido arrancado de una copia del Rubaiyat. La conexión con el libro parecía clara, pero, al mismo tiempo, no explicaba el porqué de la muerte de este hombre o quién podría haberlo dejado allí, solitario y sin identificación.
La búsqueda del misterioso hombre pasó de un caso sin rostro a una obsesión nacional. Cuando los policías rastrearon cada pista posible, desde estaciones de tren hasta hoteles cercanos, encontraron algo más: una valija abandonada en la estación de trenes de Adelaide.Sin embargo, la investigación sobre esta pista tampoco llevó a nada concreto. La policía consideró que las etiquetas habían sido puestas deliberadamente por alguien que quería despistar. La valija no contenía nada que pudiera proporcionar más información sobre el misterioso hombre.
En abril de 1949, cuatro meses después de encontrar el cuerpo, un examen más detallado descubrió un pequeño bolsillo secreto en los pantalones del hombre. Dentro, nuevamente, se halló una pista: una referencia al Rubaiyat que coincidía con la pieza de papel encontrada en su ropa.Décadas después, la intriga continuó. Aunque diversas teorías surgieron, desde suponer que era un espía de la Guerra Fría hasta especular sobre un romance trágico, nada parecía resolverse de manera definitiva. Durante todo ese tiempo, el hombre de Somerton fue más un enigma que una persona real. Mientras algunos pensaban que la historia debía ser leída como un suicidio, otros continuaban insistiendo en la posibilidad de un espionaje o un crimen no resuelto.
Fue en 2022, cuando un investigador de la Universidad de Adelaide, el profesor Derek Abbott, anunció que había identificado al hombre como Carl “Charles” Webb, un ingeniero eléctrico nacido en Melbourne, cuya identidad había permanecido oculta durante más de 70 años.Webb, nacido en Melbourne en 1905, era un hombre que había vivido una vida aparentemente normal antes de desaparecer. Su familia, los Webb, había estado involucrada en el negocio de la panadería en Springvale, y Carl había jugado al fútbol, además de ser un jugador de bridge apasionado.
Sin embargo, la identificación de Carl Webb no cerró el caso. Aunque muchos en la comunidad científica, incluida la policía, apoyaron la conclusión de Abbott, había quienes seguían poniendo en duda su validez. Según ABC News, Gordon Cramer, un expolicía que había investigado el caso durante años, expresó su escepticismo, señalando que los análisis de ADN debían ser confirmados con más pruebas forenses, en especial con una comparación de los restos exhumados con los cabellos previamente analizados.
La tumba del Hombre de Somerton, aunque identificada, sigue siendo un lugar de peregrinaje, donde personas anónimas colocan flores sin que se sepa quién las deja ni por qué.
La identidad de Carl Webb puede haber sido revelada, pero el misterio de su vida y muerte sigue siendo una de las historias más desconcertantes de la historia australiana.COMPARTIR:
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!